María de la Merced y la Misericordia.

Conforme nos adentramos en el mes de septiembre, nos aproximamos a una fecha significativa en el medio penitenciario. El 24 de este mes, (septiembre) conmemoramos, un día mariano por excelencia. En la prisión, se recuerda de manera entrañable, a la Virgen, en su advocación de la Merced.

Participo en este día como de un regalo, en el que me siento invitada a profundizar en las raíces y el significado de una fecha que se pierde en el calendario de los siglos.

En el siglo XII los Trinitarios, de la mano de Juan Mata, y en el siglo XIII, los Mercedarios de Pedro Nolasco, nacieron en la Iglesia para rescatar o recuperar a los cristianos de los peligros que en esa época los acechaban.

Con el correr de la historia se han ido adaptando a los signos de los tiempos, y hoy siguen fieles a sus Fuentes. Su presencia es indispensable en muchos centros penitenciarios.

El término medieval «merced» es sinóni¬mo de piedad, favor, condescendencia. El significado del título «Merced» es ante todo «misericordia». La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso.

El Papa Juan Pablo II dijo que «María es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad». La Virgen “con amor maternal cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se debaten entre peligros” (LG 62) y nos pide nuestra cooperación. Nosotros debemos permitir que su Hijo viva en nosotros y así nos pueda enseñar a liberar a nuestros hermanos. Ella nos enseñará como hacerlo.

Poniendo los ojos en María, y de su mano, caminamos hacia Jesucristo Redentor. María de las Mercedes, derrama su misericordia en el corazón del pueblo de Dios, este día de manera especial. Ella es peregrina de todo dolor, especialmente de quienes hoy se ven privados de libertad.

Nos encomendamos a María desde la gratitud por su estar cerca nuestra siempre. Le pedimos de manera especial por quienes se encuentran presos, para que convierta sus corazones. Vuelvan sus ojos y todo su ser a María, y a través de ella a Jesucristo, para que los hagan personas nuevas y redimidas de sus errores. Y a quienes acompañamos a los que viven en prisión, que lo hagamos con entrañas de misericordia y ternura como ella.

Mª Victoria Romero Hidalgo (29-08-14) Capellanía de la Pastoral Penitenciaria
Arzobispado de Granada

Colaboración para la revista «La voz del mako«, publicación periódica que realizan internos de la prisión de Albolote (Granada)