Tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
la cabeza en su costado.
“Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Queridísimos: si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros”
(1 Jn 4)
LENGUAJE DEL AMOR
¡Qué bello el lenguaje del amor,
el que Tú encarnas, Jesús, Maestro,
pero ¡qué difícil traducirlo en obras,
y en estilo de vida!
Cuántas heridas abiertas, Jesús,
por no mirarte lo suficiente,
por no entrar hasta el fondo en tu interior,
en tu lógica, tu lenguaje, tus sentimientos.
¡Cuánta vida infecunda!
por no acabar de creer que el Amor es tu fuerza
tu único poder y tu único tesoro.
Quita mis miedos, Jesús, amigo,
Mis miedos al Amor
que no pide nada,
que te deja a la intemperie
se expone, arriesga, confía.
Atraviesa mis entrañas Señor,
para moverme en la onda,
de amar como Tú,
sentir como Tú, vivir como Tú.
(María Rita Martín Artacho)