Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
(Sal 138)
Señor, déjame ir contigo sólo quiero caminar detrás, pisar donde pisas,
mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas que habitan los olvidados los que no recuerda nadie ver como los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra simple y preñada de Dios que aunque a muchos incomode a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa comer del pan compartido que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.
Y un día tocar tu manto como esa pobre mujer suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan se atreve a abrazar tus pies y derrama su perfume porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti pueda conocerte más, tú seas mi único amor y te siga hasta morir.
(Javi Montes s.j.)