Celebramos con este pequeño recorrido, donde están presentes múltiples acciones y escenarios, lugares teológicos propios de nuestra vida consagrada desde la secularidad, como sencillo fermento en la masa.
Nuestra fiesta es agradecer este día a día.
«La vida consagrada es un don para la Iglesia»
(Vita Consecrata. S. Juan Pablo II)