Diez consejos de una monja de clausura para vivir los días de confinamiento y no morir en el intento
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«Paradójicamente, ésta puede ser una oportunidad de descubrir la más genuina y grande libertad: la libertad interior que nadie puede quitarte, la que procede de ti mismo».
«Dale cabida a la creatividad, escucha tus propias inspiraciones y encuentra la belleza de la que eres capaz. Tal vez aún no has descubierto que en la paz del alma brota vida».
«El único terreno que realmente te pertenece eres tú mismo: tus pensamientos, palabras y emociones; no controles, contrólate. Respeta, acoge la fragilidad, desdramatiza, vive y deja vivir».
«Tómate tu tiempo en las cosas sencillas: que la cebolla quede pochadita, los garbanzos tiernos, el potaje a fuego lento ¡Tenemos tiempo1!».
«Dí lo que nunca tienes tiempo de decir, cuenta lo que siempre has querido contar, habla de todo y nada pero con cariño, que es lo que llega al alma y hace nido».