Encarnación

5 Ene, 2015 | Escritos A. Amundarain

ENCARNACIÓN

Necesitamos un profundo conocimiento profundo de lo que Dios ha hecho al hacerse hombre para que con vehemencia le amemos y con sincera decisión le sigamos.

Pudo el Señor para salvar al mundo emplear diversos procedimientos y escogió el del perdón… el de la misericordia… el de la compasión… El primer movimiento de Dios hacia la criatura es el amor. Bien quisiera amadísimas hijas, que también en vosotras el primer móvil promotor de vuestro celo fuera el amor… si así es después vendrá generosamente el Ecce ego y os entregaréis sin reservas a Jesús y a las almas dentro de la Alianza.

Dios que es SEMBRADOR DEL CASTO CONSEJO, depositó este germen en una niña encantadora… y ahí tenéis una jovencita de quince años, llevando la contraria a aquel mundo de entonces… para seguir caminos de virginidad. El ángel admira aquella maravilla, ve el interior de María y la saluda con esta expresión: “Ave gratia plena”. Dios vive plenamente contigo, su gracia está desbordando en ti… No traía preparado el saludo, brotó espontáneamente al ver ante sus ojos tan sublime espectáculo. La Virgen no se ofusca… no la atonta el suave sonido de la alabanza… Por encima de todo piensa en su virginidad. Yo madre… ¡No puede ser! Si es voluntad de lo alto, sea destinada la gloria de la maternidad divina para otra mujer… YO ME QUEDO CON LA VIRGINIDAD. No daré el permiso mientras no se salve el secreto que llevo dentro.

Por maravillas que digan de la virginidad los santos padres, entre ellos San Ambrosio… no me llenan… para mí no hay mejor apologista de tan excelsa virtud que María… y es que tan sublime secreto se lo había revelado el Espíritu Santo. Ella tenía un conocimiento exacto de su belleza, sin cristal de aumento, comunicado por la ciencia infusa… por eso ama la virginidad con ese apasionamiento. Y si Dios reveló a su Madre este gran secreto era porque Él amaba también por encima de todo tan encantadora virtud.

Una vez deslindados los campos, LA VIRGINIDAD SE ENTREGÓ A DIOS PARA QUE HICIESE SU OBRA y ¡Qué obra tan maravillosa! Amadísimas hijas entregad a Dios vuestra vida pura, para que Él por mediación de la Alianza, realice las obras estupendas de la gracia, que en sus eternos designios tenga proyectadas.

Dios, el Verbo, el infinito, el omnipotente y eterno se hizo carne… se anonadó, se confundió… revistiéndose de nuestra miseria. ¡Dos extremos que se tocan! En la conquista de las almas nos hacemos a la idea de ir de triunfo en triunfo… y esto es un error: “El que quiera venir conmigo ha de estar contento en hacer como yo” y lo primero que hace un Dios hecho hombre es despojarse de todo lo grande y tomar lo más humillante y desde abajo nos llama para que le sigamos por caminos de humildad.
Dios se despoja de todo interés, de todo egoísmo… su único móvil es el amor. Despójate tú también de toda vanidad y de todo amor propio… para que así busques con todo desinterés la santidad de las almas en primer lugar dentro de la Alianza como aliada selecta y después… donde Él la quiera. Nosotros buscamos almas y éstas para Dios, como sea y donde sea.

No olvides por lo tanto que Dios hecho hombre en la Encarnación te pide oblaciones de mayor estima… y éstas, entiéndelo bien no son para subir sino para BAJAR.

A. Amundarain