Obediencia Consagrada (38)
Seguir profundizando en el valor de la obediencia nos lleva a seguir creciendo con la dignidad que fuimos creados.
«La autoridad y la obediencia brillan como un signo de la única paternidad que procede de Dios, de la fraternidad nacida del Espíritu, de la libertad interior de quien se fía de Dios a pesar de los límites humanos de los que lo representan»
(S. Juan Pablo II. Vita Consecrata, 92)