Octubre mes del Santo Rosario

1 Oct, 2015 | María

PENSAMIENTOS SOBRE EL ROSARIO

San Francisco Javier.

Con el Rosario, los enfermos recobrarán la salud o no morirán sin los sacramentos.

San Pío V en su «Bula» de 1569:

«El Rosario o salterio de la Santísima Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor»

Papa Gregorio XIV.

El Rosario aplaca la justa indignación de Dios.

Papa León XIII.

El Rosario es una parte y forma de oración, bellísima acomodada a nuestros tiempos, fácil de practicar y muy fructuosa. «En el Rosario se nos hacen visibles las huellas de Jesús en el mundo. . Del Padre hacia el Padre conduce este camino. Entretanto, el Señor recorrió los muchos caminos de este mundo atravesando en todas direcciones el país.

Cardenal Joachim Meisner.

De perla en perla, de decena en decena, recorremos nosotros los caminos de Jesús. A través de los misterios de su niñez, a través de las estaciones de su pasión redentora, podemos nosotros, con María, caminar hacia su plenitud y glorificación. Sus caminos se convierten en nuestros caminos».

Monseñor Fulton J. Sheen.

«El Rosario invita a nuestros dedos, a nuestros labios y a nuestro corazón a entonar una gran sinfonía de súplica y oración, y por estos motivos es la plegaria más grandiosa que jamás haya compuesto el hombre. El Rosario es un sitio de encuentro de los no instruidos y de los sabios; es la escuela donde el amor sencillo se acrecienta en conocimientos y donde los sabios aumentan su amor».

Carlo Carretto.

«Para el que es espiritual, para el que ha avanzado por el camino de oración, el Rosario es el modo más simple a vivir la oración de modo concreto y prolongado… No temo en afirmar que quien rece este tipo de oración y se encuentra a gusto recitándolo es un contemplativo o ciertamente está en camino de serlo».

San Josemaría Escrivá de Balaguer.

«El rezo del Santo Rosario, con la consideración de los misterios, la repetición del Padrenuestro y del Avemaría, las alabanzas a la Beatísima Trinidad y la constante invocación a la Madre de Dios, es un continuo acto de fe, de esperanza y de amor, de adoración y reparación».

Miguel de Unamuno.

«La oración es la única fuente posible de toda comprensión. ¿El Rosario? ¡Admirable creación! ¿Rezar meditando los misterios? Este es el camino».
Santo Domingo de Guzmán. Estando en Fangeaux una noche en oración, tiene una revelación donde, según la tradición, la Santísima Virgen le revela el Rosario como arma poderosa para ganar almas.

Beato Alano de Rupe.

«El rezo de ciento cincuenta Avemarías es una oración muy útil, es un obsequio que agrada mucho a la Virgen. Y lo es aún más y harán mucho mejor quienes las reciten meditando la Vida, Pasión y Gloria de Jesucristo. Porque esta meditaciones el alma de tales oraciones».

San Pío X.

«El Rosario es de todas las oraciones la más bella, la más rica en gracias y la que más complace a la Santísima Virgen». «Si deseáis paz en vuestros corazones y en vuestros hogares, rezad diariamente el santo Rosario». «Dadme un ejército que rece el Rosario y lograré con él conquistar el mundo».
San Alfonso María de Ligorio. «Entre todos los homenajes que se deben a la Madre de Dios no conozco ninguno más agradable que el Rosario». ¡Cuántos por el Rosario han salido del pecado! ¡Cuántos han llegado a la santidad! ¡Cuantos han conseguido con una muerte dichosa, la salvación eterna!.

San Francisco de Sales.

«El Rosario es el mejor de los rezos».

San Pío de Pietrelcina.

«El Padre Pío tenía Rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la mesilla de noche, en los bolsillos, dondequiera… Era el religioso del rosario «¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!». «Quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los Rosarios». Al preguntarle cuántos rosarios rezaba cada día desde la mañana a la noche, respondió él mismo: «A veces cuarenta, otras veces cincuenta». Y al preguntarle cómo hacía, respondía: «¿Y cómo haces tú para no recitarlo?» «Toma esta arma»-, le había dicho una vez en sueños la Virgen. Sus hermanos llamaban al Padre Pío «El Rosario viviente.»

Sor Lucia, vidente de Fátima.

«La Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia: el rezo del Santo Rosario, de tal manera que ahora no hay problema por más difícil que sea: sea temporal y, sobre todo, espiritual; sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a la vida de nuestras familias del mundo o comunidades religiosas, o a la vida de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario «. «Con el Santo Rosario nos santificaremos, nos salvaremos, consolaremos a nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. Por eso, el demonio hará todo lo posible para distraernos de esta devoción; nos pondrá multitud de pretextos: cansancio, ocupaciones, etc., para que no recemos el Santo Rosario». «El Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los últimos tiempos». Con el Rosario practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los Sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y hacer lo que Dios quiere de cada uno de nosotros».

San Luis Mª Grignion de Monfort

. «No tengo mejor secreto para conocer si una persona es de Dios, que si le gusta rezar el Ave María y el Rosario.». «No encuentro otro medio más poderoso para atraer sobre nosotros el Reino de Dios, la Sabiduría eterna, que unir a la oración vocal la oración mental, rezando el Santo Rosario y meditando sus misterios «. «A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María». «El Rosario es unos de los medios más poderosos que tenemos para aliviar a las almas del Purgatorio». «No es verdadera devoción a la Santísima Virgen rezarle muchas oraciones, pero mal dichas, sin darnos cuenta de lo que decimos». «¡Oh! ¡Qué maravilla de la gracia del Santo Rosario! ¡Poder escapar del mundo, del demonio, de la carne y salvarte para el Cielo!».

San Juan Bosco.

«Tan necesario como es el pan para el cuerpo, así lo es el Santo Rosario para la salud del alma». «Sobre la devoción de la Virgen y el rezo del Rosario se basa toda mi obra educativa. Preferiría renunciar a cualquier otra cosa, antes que al Rosario». «Es casi imposible ir hacia Jesús si no se va por medio de María». «Quien confía en María no se sentirá nunca defraudado».

Santa Teresita del Niño Jesús.

«Con el Rosario se puede alcanzar todo. Según una graciosa comparación, es una larga cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima Virgen. Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa sobre su Corazón».

San Carlos Borromeo.

«Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres». Rezaba todos los días con especial devoción su Rosario y decía a los sacerdotes: «Les pido que en la confesión recomienden mucho el rezo del santo Rosario.»

San Juan de la Cruz.

Rezaba cada día el Rosario, de rodillas, con especial fervor.

Santa Bernardette Soubirous.

«Yo no hice estudios y soy muy ignorante, pero sé rezar mi Rosario, y con él logro comunicarme con nuestro Señor y con la Virgen Santísima». «Ah, si supieran lo buena y generosa que es nuestra Señora, amémosla mucho. Recémosle con cariño su Rosario y pongámonos bajo su protección y veremos qué grandes ventajas conseguimos con ello»

Santa Margarita María Alacoque.

Santa a la cual se le apareció el Sagrado Corazón en 1675, rezaba cada día de rodillas el Rosario entero (los 15 misterios). Y dice que un día vio a la Stma. Virgen con el rostro muy serio porque ella estaba rezando muy distraída las avemarías y que en adelante se propuso rezarlas con más devoción».

Santa Luisa de Marillac.

Su fervor al rezar el Rosario era tal, que las hermanas porfiaban por estar cerca de ella mientras lo rezaban. Pronunciaba cuidadosamente las palabras del Padrenuestro y del Avemaría, como saboreándolas y gustando sus dulzuras espirituales».

San Juan Pablo II.

«Con el trasfondo de las Avemarías del Rosario, pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. Los misterios del Rosario nos ponen en comunión vital con Jesús a través del Corazón de su Madre». «Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor». «El Rosario de la Virgen María, es una oración apreciada por numerosos santos y fomentada por el Magisterio. Sigue siendo también en este Tercer Milenio, una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad». «El Rosario, en su sencillez y profundidad, es un verdadero compendio del Evangelio y conduce al corazón mismo del mensaje cristiano».

San Teresa de los Andes

«Confíe todo a la Stma. Virgen. Récele siempre el Rosario para que Ella le guarde no sólo su alma, sino también sus asuntos».

San Bernardo.

«Dios no concede gracia alguna a los mortales sin hacerla pasar por las manos de María». «La devoción a María es señal de salvación eterna». «Nadie invocó a María que no haya sido favorecido. De María recibe el cautivo redención, curación el enfermo, consuelo el afligido, el pecador perdón, el justo gracia, el Ángel alegría».

San Jerónimo.

«Dios no nos salvará sin la intercesión de María».

San Buenaventura.

«El camino para llegar a Cristo es acercarse a María; los que de Ella huyen no encontrarán la paz».

Papa Pío XII.

«El santo Rosario es el remedio más conveniente y eficaz para obtener la ayuda materna de la Virgen».

Papa Clemente VIII. «El Rosario salva a los cristianos».

Santa Teresa de Jesús.

«En el Rosario he hallado los atractivos más dulces, más suaves, más eficaces y más poderosos para unirme con Dios».

San Antonio Mª Claret.

«Jamás será tenido por buen cristiano quién no reza el Rosario». «Entre las devociones aprobadas por la Iglesia ninguna más dulce ni más eficaz que el Santísimo Rosario.

Santa Teresa de Calcuta.

«Aférrate al Rosario como las hojas de la hiedra se aferran al árbol; porque sin nuestra Señora no podemos permanecer». «Sí, tenemos que ser muy fieles y nunca dejar de rezar el Rosario». «Por ser la Madre, yo jamás he sentido dificultad alguna en hablar con María y en sentirme muy cercana a Ella». El Rosario fue su oración permanente y favorita. Ella rezaba el Rosario en cualquier momento, en cualquier lugar, pero de manera especial, le gustaba rezar el Rosario delante del Santísimo Sacramento.

San Bernardino de Siena.

«María es la dispensadora de todas a las gracias y la gracia de nuestra salvación viene por sus manos».

San Anselmo.

«Nada igual a María; nada mayor que María sino sólo Dios». «Rezar el Rosario es revivir con María los mayores sucesos de la Historia. Cuando lo rezamos nos dirigimos precisamente a Dios Padre que nos ha dado a su hijo Jesucristo, pero lo hacemos poniendo de intermediaria a la Virgen Madre de Dios». «El Rosario es una cadena misteriosa formada con eslabones de confianza que nos une indisolublemente al corazón de la Madre de Dios y de los Hombres».

Santa María Magdalena de Pazzi.

«¡Oh María! Quien te mira se queda reconfortado en todos sus dolores, tribulaciones y penas y vence todas las tentaciones. Quien no sepa lo que Dios es, que recurra a ti, ¡Oh María! Quien no encuentre misericordia en Dios, que recurra a ti, ¡Oh María! Quien no se conforme con la voluntad de Dios, que recurra a ti, ¡Oh María! Quien sienta desfallecer, que recurra a ti que eres fortaleza y poder. Quien se encuentra en una lucha continúa, que recurra a ti que eres un mar pacífico. Quien se encuentre en tentación, que recurra a ti que eres madre de humildad y no hay nada que ahuyente tan fácilmente al demonio como la humildad. Que acuda a ti, que acuda a ti, ¡Oh María!».

San José de Calasanz.

«Os dejo como mi testamento el rezo del santo Rosario todos los días».

San Cayetano.

«Pide al Señor cuantas gracias se te ocurran; no esperes alcanzarlas si no media la intercesión de la Santísima Virgen».

«EL SANTO ROSARIO»

Había una señora muy humilde, que vendía verduras en una vecindad.
Cierto día, la tía Mary, así era conocida por toda la vecindad, fue a vender sus verduras en la casa de un señor y allí perdió su rosario. Después de algunos días, la tía Mary volvió a esa casa, y este señor cuando la vio, enseguida buscó el Rosario encontrado, y burlándose le dijo así:

Usted ha perdido a su Dios

Ella respondió: ¿Yo? ¿Perder a mi Dios? ¡Nunca!

Entonces él sacó el rosario y le dijo:

¿No es este su Dios?

A lo que ella contesto: Gracias a Dios, el Señor me ha regresado mi Rosario. Muchas gracias.

¿Por qué no cambia señora este cordón con cuentas, por la Biblia?; preguntó él.

Y ella humildemente respondió:

Porque yo no sé leer, señor, y con el Rosario, yo medito toda la palabra de Dios y la guardo en mi corazón.

¿Medita la palabra de Dios? ¿Cómo es eso? ¿Podría decirme cómo es eso?

¡Claro que sí!: respondió la tía Mary; y tomando el Rosario le dijo:

Cuando yo tomo la Cruz, recuerdo que el hijo de Dios derramó Su Sangre en la Cruz, para Salvar a la humanidad.

Esta primera cuenta gorda me recuerda que hay un solo Dios omnipotente.

Estas tres cuentas pequeñas me recuerdan las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Esta cuenta gorda me recuerda la oración que Jesús mismo nos enseñó, que es el Padre Nuestro.

El rosario tiene cinco misterios, que me recuerdan a las cinco llagas de Nuestro Señor Jesucristo, cuando cargó la Cruz. Y cada misterio tiene diez Ave Marías, que me recuerdan a los diez mandamientos que Dios mismo escribió en las Tablas de Moisés.

El Rosario de Nuestra Señora tiene veinte Misterios, que son: cinco Gozosos, cinco Dolorosos, cinco Luminosos y cinco Gloriosos. Por la mañana, cuando me levanto para iniciar mi lucha llevando mi cruz del día, yo rezo los Misterios Gozosos, que me recuerdan el humilde hogar de MARÍA en NAZARET.
Al medio día, en mi cansancio y fatiga del trabajo, yo rezo los Misterios Dolorosos, que me recuerdan el duro camino que recorrió Jesucristo para llegar al Calvario.

Cuando llega el final del día, con las luchas que a veces perdemos, por haber olvidado que Dios está conmigo y que con Él todo lo puedo, yo rezo los Misterios Gloriosos, que me recuerdan que Jesús le ganó a la muerte para darnos la Salvación a toda la humanidad.

Y finalmente cuando me voy a dormir con la gracia de Dios, le doy gracias a ese mismo Dios que siempre es nuestra luz, que está pendiente de todos, así como invitándonos a ir a Él y esperando por nosotros con mucho amor, con el rezo de los Misterios Luminosos.

Y ahora, dígame: ¿Por qué me dice que perdí a mi Dios? Él… después de escuchar todo esto, le dijo con lágrimas en los ojos a la humilde señora:

Yo, NO SABÍA que ese Rosario era un instrumento para meditar las grandezas de Dios. A mí me habían hecho creer que era un ídolo, y que ustedes los católicos lo adoraban; y por ello, ustedes eran unos idólatras.

Perdón por hablarle y juzgarle, sin haber averiguado primero. Por amor a Dios, enséñame tía Mary… a rezar el Rosario.

el rosario

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