Pobreza Consagrada (39)
De la experiencia de vivir con radicalidad y total confianza en Dios, está opción, nacen palabras tan elocuentes y verdaderas como esta que extraemos de los textos de nuestro Fundador.
Agradecidas por tanto…
«No me deis, Señor, riqueza ni pobreza extrema. Dadme lo necesario para vivir y para serviros con el corazón desprendido. Dadme vuestra gracia y vuestro amor, y ya soy suficientemente rico»
(Venerable Antonio Amundarain. 2JE,46,79)