Pobreza Consagrada (4)
A su tiempo, y cada uno a nuestro ritmo, llegamos un día a «caer en la cuenta», como le ocurrió a San Pablo, que la vida sólo vale la pena si se entrega a causas nobles a través de medios sencillos y austeros.
Como a él, Jesús nos limpia la mirada para darle su verdadero valor a lo material.
En el día de la Conversión de este Gran Apóstol, le pedimos su valentía para saber arriesgar, purificando de raíz lo que nos ciega, y lanzarnos con coherencia a vivir con austeridad los valores del Evangelio. Fuente de la pobreza consagrada.