Pobreza Consagrada (45)
«La pobreza no es un bien en sí misma. Lo dijo San Pablo: “Jesús se hizo pobre para hacernos ricos”. Jesús no es pobre porque le falte lo esencial; se hizo pobre a sí mismo. La pobreza es el resultado del don de sí mismo, de la generosidad, del amor a los demás. Este es el voto de pobreza: renunciar a uno mismo para seguir la dinámica abierta por Jesús de darse generosamente, enteramente, a los demás»
(Arturo Sosa, sj)