Sínodo de la Sinodalidad (30)
«Amar la Iglesia y la riqueza de su diversidad no es una forma de sentimentalismo que tiene como fin a sí misma. La Iglesia es bella porque así la quiere el Señor para la misión que le ha confiado: anunciar el evangelio e invitar a todas las mujeres y a todos los hombres a entrar en la dinámica de comunión, participación y misión que constituye su razón de ser, animada por la perenne vitalidad del Espíritu»
(Dossier etapa continental. Sínodo)