FIRMES EN LA FE. JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA

La Iglesia celebra el día de la Vida Consagrada el 2 de febrero.
Este año, el lema elegido ha sido una cita de San Pablo a los Colosenses: “Firmes en la fe”. Las personas consagradas hemos recibido un don, una vocación, una llamada especial, para vivir entregadas a Dios y al servicio de la Iglesia y del mundo. Solo desde la fe, se puede entender esta opción de vida. La fe nos arraiga en el sentido de nuestra vida, que hunde sus raíces en un Dios que nos habita, nos llama, nos tiene tatuados/as en la palma de sus manos, y diariamente otea el horizonte para ver si volvemos a Él hambreando su Misericordia.

Esta es la experiencia profunda y compartida de quienes le hemos dicho Si al Señor, porque solo en El, hemos encontrado el tesoro que andábamos buscando.
Una experiencia de encuentro, que se ha traducido en distintos carismas dentro de la Iglesia.
Nuestros Institutos de Vida Consagrada son medios donde vivimos un aspecto concreto del seguimiento a Jesús casto, pobre y obediente: el carisma. Es un don que el Espíritu regala a la Iglesia por la generosidad de una persona, que responde al Señor, y así se convierte en Fundador/a de un Instituto de Vida Consagrada.
El lema de este año de esta Jornada de Vida Consagrada, también pone otro acento: “jóvenes consagrados”. La juventud no solo va en los años, también en las ansias de renovación. Nuestros Institutos las tienen, y por eso quieren continuar creciendo no solo en cantidad, sino sobre todo en calidad de entrega por parte de todos sus miembros.
Para nosotras, es un gozo y una oportunidad poder compartir lo que no es nuestro, pero que forma parte de nosotras: el don de la vocación en la vida consagrada.
Quienes somos, por qué somos y para qué somos en la Iglesia y en el mundo. No somos héroes o heroínas. No tenemos nada que no hayamos recibido. Todo es gracia, y en ese regalo va la capacidad para vivir en la entrega de cada uno. Dios no reserva este don para unos cuantos. Quiere regalarlo a todos/as. Es más Él lo da. Lo está ofreciendo continuamente. Quizás esta tarde se nos brinda la oportunidad de ser un poco receptivos y dejar que el pueda entrar en nuestras vidas.
Dios tiene un sueño para cada persona consagrada. Dios es el Sueño que colma nuestro corazón y llena nuestra vida. Un Sueño desconocido, pero deseoso de ser descubierto. Decía Antonio Machado:
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

La Vida Consagrada es Sueño de Dios. Intento de pasar por la vida al paso de Jesús. Asentar nuestros pies en sus huellas, e ir trazando caminos nuevos en la historia llenos de justicia, de libertad, de dignidad, de fraternidad, de…lo que soñéis que puede ser posible si dejamos que Dios sea Dios en nuestra vida.
La historia de la Vida Consagrada es Apasionante, y es que la Pasión de Dios por la Humanidad es una provocación y un desafío que exige una respuesta comprometida. Jesús fue el hombre más apasionado de la Historia porque padeció por amor, y solo por amor. Y en esa pasión se aviva nuestro deseo de Apasionarnos por Dios y por la Humanidad, en Quien nos abrió el camino.
Cada uno de los Institutos de Vida Consagrada tiene un origen, una llamada, y de esa chispa hemos prendido en el Amor más Ardiente. Ojala que el Fuego de la Pasión, nos caliente el corazón para que salgamos al mundo con una luz nueva y provocadora: la del Sueño de Dios para cada ser Humano.