Alegraos’ Son las primeras palabras de Jesús resucitado. Nada de miedos, nada de tristezas. Encontrarse con Él, vivo en medio de nosotros, es una propuesta de alegría.
El encuentro cambia la vida de esas mujeres, la muerte ha dejado de ser determinante, es la vida y la comunidad lo que las guía. El anuncio es de vida. Está vivo. Las fuerzas del mal quieren desconcertar, quieren vivir en la mentira: ‘Decid que robaron el cuerpo mientras dormíais’ Da lo mismo, la verdad siempre triunfa y la verdad es que está vivo, que ha resucitado, que quiere encontrarse con nosotros. Ser de los suyos, creer en Él, vivir como resucitados tiene que notarse en nuestra vida con una alegría no pasajera, con la alegría de sabernos queridos, salvados, amados. Este es Cristo, el que cambia la manera de vivir, de ser y estar en este mundo.
María Magdalena no entiende la vida sin Él y no pudo resistir más tiempo, ha pasado el sábado, todavía está oscuro… quiere estar con Él, se resiste a perderlo… Va al sepulcro. ¿Te pasa a ti lo mismo? Da lo mismo que sea de noche, amanecerá y quiere saber de Él.
La noche no es impedimento para buscarle. Algo ha pasado, han movido la roca. No está allí. Necesitamos a los otros para esa experiencia de resucitado, no sin ellos, no sin la comunidad. Busca a Pedro y Juan. Algo ha pasado… Pedro, Juan, María Magdalena desde la ausencia del muerto descubren y recuerdan la promesa de la vida, de la resurrección… se les abren los ojos. El amor les desborda, el corazón no deja de latir. Algo ha pasado y es maravilloso. No está entre los muertos… ¡¡¡vive!! ¿Es esta también tu fe? ¿Es esta la experiencia que te llena y te impulsa? Corre a anunciarlo.