Campo de trabajo en Lugo.

CENTRO RESIDENCIAL ASISTENCIAL Y OCUPACIONAL SAN VICENTE DE PAÚL (LUGO)

Fechas del 22 al 27 de julio.

Un tesimonio

Viajando de Valencia a Lugo vamos dejando atrás no sólo kilómetros, también preocupaciones y actividades diarias, de forma que conforme se acercaba el destino teníamos más presente el tema que deberíamos tratar durante los siguientes cinco días «la Nueva Evangelización» y su relación con la actitud misionera que siempre hemos querido descubrir en todas nuestras acciones.

Tras reponernos de la carretera disfrutando de las tierras del Miño, descubriendo su ciudad y paseando por sus riberas nos enfrentamos a la primera mañana en el centro que las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul tienen en Lugo. Este centro se encuentra dedicado a la atención de personas adultas con discapacidad intelectual y física. En Él colaboraremos en lo que nos indiquen durante las mañanas: atendiendo en las comidas, ayudando en las duchas,… pero principalmente dando nuestro tiempo en acompañarles. Así, pasad ya un día de trabajo podemos decir que la primera palabra que nos viene a la mente cuando pensamos en lo hemos visto y vivido es «impresionados».

Impresionados, así nos hemos quedado al terminar nuestra primera jornada de trabajo: impresionados por la acogida, impresionados por los residentes, impresionados por la labor de las hermanas y las cuidadoras. En resumen, «no son diferentes, son como nosotros y piden que los tratemos como personas y los escuchemos pues tienen mucho que contarnos».

Por la tarde tuvimos la primera de las ponencias sobre la «Nueva Evangelización».

Nos reunimos entorno a la mesa con el padre Ramón Jacobo, misionero del IEMEN en la República Dominicana y Haití y ahora párroco en Santa Comba (donde nos aloja en su casa rectoral).

Nos centró el tema propuesto y creó el marco introductorio para el resto de días. Sus palabras nos suscitaron quizás nuevos interrogantes, ya que nos interpeló a autoevangelizarnos antes de lanzarnos hacia afuera y nos descubrió la necesidad de crear espacios de acogida y encuentro en los que a través de las vivencias propias del otro descubra su manera de relacionarse con Dios. Esto siempre provocando el encuentro con …él y evitando el paternalismo y el colonialismo. Todo esto, remarcando siempre que debemos hacer cuerpo a través del otro, no es cambiar su cultura para poner la mía, es cribar la suya para encontrar nuevos caminos a Dios. Para finalizar nos alentó a participar también en la sociedad para transformar la realidad, destacando que es necesario estar en la presencia pública. Si bien eso no era posible, nos aseguró, sin contar con un grupo de referencia del que tomar aliento.

El día lo finalizamos con el visionado de la película «Amar la vida», que nos servía de prólogo para otra de las ponencias a desarrollar dentro de este campo de trabajo. Ponencia donde se hablaría de temas de bioética y la necesidad de aportarle un sentido transcendente, de un nuevo campo de evangelización. Fue una película «dura» con la que nos fuimos a dormir de una forma más que silenciosa…