Hoy quiero concentrarme en los pétalos y no en las espinas.
Hoy quiero admirar el azul del cielo sin quejarme de las nubes.
Hoy hago un gozoso balance de mis dones y bendigo al Señor los pocos talentos que me dio y por su amor sin límites. Hoy tengo tiempo para valorar a mis seres queridos y dar gracias por mi trabajo, mi vida y mi salud.
Destierro el pesimismo y entierro al desaliento porque me abro jubiloso a la experiencia de alabar y agradecer.
En lugar de envidiar me dedico a elogiar, en lugar de destruir me dedico a construir, en lugar de llorar me dedico a reír.
Hoy tengo ojos y corazón para asombrarme con las flores, los árboles, las aves y los peces.
Hoy contemplo el universo con ojos nuevos y aprecio tantas maravillas.
Hoy cambio mis lamentos por bendiciones.
Hoy veo mis problemas como oportunidades y me animo a seguir adelante con la ayuda de Dios y de quienes me aman.
Hoy elijo vivir en lugar de morir.
San Juan María Vianney. Patrón de los párrocos
Nuestra oración es el incienso que más le agrada. Hijos míos, vuestro corazón...