La Resurrección del Señor tiene consecuencias para la condición humana. La novedad absoluta de lo que ha ocurrido marca la renovación de la vida del hombre. Hoy es derrotada la muerte, causada por el pecado. El triunfo pascual que san Juan describe va mucho más allá de un sepulcro vacío, de unos lienzos y de un sudario. Significa que ahora ya nuestra propia vida adquiere un nuevo sentido. Durante el tiempo pascual comprenderemos que, por el Bautismo, nuestra suerte ha quedado unida a la de Jesucristo. Asimismo, la novedad de este acontecimiento ha de reflejarse en nuestras obras, huyendo de la «levadura de corrupción y de maldad», de la que nos habla san Pablo en la carta a los Corintios (Cf. 1Co 5, 8).
Encuentro Familia aliada 22 al 26 agosto 2024
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