II Domingo de Adviento
Adviento, tiempo de limpieza interior…
Empecemos dando brillo a lo esencial… ¡a nuestro corazón!
«En ninguna parte se puede escuchar mejor que en el desierto la llamada de Dios a cambiar el mundo. El desierto es el territorio de la verdad. El lugar donde se vive de lo esencial. No hay sitio para lo superfluo. No se puede vivir acumulando cosas sin necesidad. No es posible el lujo ni la ostentación…
Por eso, algunos profetas añoraban tanto el desierto, símbolo de una vida más sencilla y mejor enraizada en lo esencial, una vida todavía sin distorsionar… «
(José Antonio Pagola, 2009)