Oremos para que las sociedades en que la convivencia parece más difícil no sucumban a la tentación del enfrentamiento por motivos étnicos, políticos, religiosos o ideológicos. Jesús, Señor de nuestra historia, Compañero fiel y presencia viva, tú que nunca te cansas de salir a nuestro encuentro, aquí estamos, necesitados de tu paz. Vivimos tiempos de miedo y división. A veces actuamos como si estuviéramos solos, levantando muros que nos alejan unos de otros, olvidando que somos hermanos y hermanas.
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que vuelva a encender en nosotros el deseo de comprendernos, de escucharnos, de convivir con respeto y compasión. Danos el coraje de buscar caminos de diálogo, de responder al conflicto con gestos de fraternidad, de abrirnos al otro sin temor a las diferencias. Haznos constructores de puentes, capaces de superar fronteras e ideologías, capaces de mirar al otro con los ojos del corazón, reconociendo en cada persona una dignidad inviolable. Ayúdanos a favorecer espacios donde florezca la esperanza y donde la diversidad no sea una amenzada sino una riqueza que nos humaniza. Amén.