José María Rodríguez Olaizola, sj
Miembro del Consejo de Redacción de Sal Terrae. Sociólogo. Trabaja en la oficina «sjdigital». Valladolid.
Cada vez hay más personas que no soportan la Navidad. Así como suena. Gente que, por distintos motivos, cuando se acercan unas fechas que parecen asociadas a celebración, encuentro, fiesta y júbilo, experimentan una desazón profunda. No encuentran motivos para la alegría. Se sien- ten fuera de lugar o desencajados en ese clima de euforia que parece instalarse en el ambiente, en los medios y en las calles. En muchos casos, lo que más desean es que pase pronto. Personas que lloran la ausencia de un ser querido, quizás una muerte siempre prematura, a veces incomprensible. Hombres o mujeres que tienen que lidiar con situaciones de fracaso o de angustia. Presos en las cárceles, que piensan en sus familias lejanas. Padres de familia que viven con impotencia el vértigo de tener que estirar presupuestos ya estrechos para hacer frente a una exigencia consumista desmesurada, sin querer defraudar a sus críos. Personas que se sienten solas, en unas fechas que parecen asociadas a los encuentros, abrazos y afectos…