Como uno más entre las miles de pantallas, así quiso participar el Papa Francisco para celebrar en comunión la “Fiesta del Sentido”, un evento virtual organizado por la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes, y que tuvo varios invitados especiales y anuncios significativos.
En este día especial, establecido como el Día Mundial del Medio Ambiente por la ONU, Su Santidad quiso estar presente junto a miles de jóvenes de 170 ciudades de distintas partes del mundo. El encuentro virtual de Scholas comenzó con un repaso por la memoria e hitos de esta fundación bajo el manto de una particular figura, la de Mnemósine, personificación de la memoria en la mitología griega, un repaso histórico que tuvo como punto de partida una crisis, la que impulsó la búsqueda de un cambio por una nueva educación. Este repaso estuvo guiado por sus dos directores mundiales, José María del Corral y Enrique Palmeyro.
Como hito fundacional se pudo ver y recordar a Lionel Messi y Gianluigi Buffon, deportistas de talla internacional que, por allá en el año 2013 en Ciudad del Vaticano, formaron parte de su lanzamiento; el repaso dio pie a otros hitos muy significativos a lo largo de estos años, los que han dado forma a lo que es hoy Scholas: el Encuentro de jóvenes israelíes y palestinos; el de jóvenes estadounidenses con sus homólogos cubanos; el mágico encuentro de San Antonio de los Cobres, en Argentina, y la transformación de su puente de muerte en vida, entre muchos otros. Además, se pudo recordar cómo poco a poco Scholas ha creado puentes y abierto puertas en toda la geografía mundial, con la apertura de sus 15 sedes regionales, en 190 países, entre las más recientes las de Mozambique, Haití, Estados Unidos, Japón, Chile, y ahora su sede virtual.
En este encuentro virtual participaron también primeras damas de América Latina y el Caribe, representantes de la Alianza de Cónyuges de Jefes de Estado y Representantes, ALMA, y de la Red de Acción de Cónyuges de Líderes del CARICOM, SCLAN, por sus siglas en inglés, quienes leyeron distintos pasajes de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco por el cuidado de la Casa Común.
Fabiola Yáñez, de Argentina; Kim Simplis Barrow, de Belice; Michelle Bolsonaro, de Brasil; María Juliana Ruiz, de Colombia; Claudia Dobles Camargo, de Costa Rica; Rocío González de Moreno, de Ecuador; Ana García de Hernández, de Honduras; Yazmín Colón de Cortizo, de Panamá; y Silvana Abdo, de Paraguay, presentaron un video mostrando a los jóvenes de sus países cómo responder al llamado del Papa sobre el cuidado del medio ambiente a través de la Cultura del Encuentro.
Una educación que no escucha, no es educación
Durante el encuentro virtual el Papa Francisco se dirigió a la comunidad de Scholas: “La educación crea cultura, o no educa. Una educación que no escucha, no educa. La educación nos enseña a celebrar, o no educa. Cualquiera me puede decir: ‘¿cómo?, ¿educar no es saber cosas?’… Eso es saber, pero educar es escuchar, crear cultura, celebrar. Y de ese modo fue creciendo Scholas. Ni siquiera estos dos locos, los ‘padres fundadores’ les podemos decir riéndonos, imaginaban que aquella experiencia educativa en la Diócesis de Buenos Aires, luego de 20 años, crecería como una nueva cultura”.
Así mismo, remarcó su mensaje de los tres lenguajes: “Lenguaje de la cabeza, del corazón y de las manos, sincronizados. Cabeza, corazón y manos creciendo armónicamente. Yo vi en Scholas profesores y alumnos japoneses bailando con colombianos; ¿es imposible? ¡Yo lo vi! Vi a jóvenes de Israel jugando con los de Palestina. ¡Los vi! A Los estudiantes de Haití pensando con los de Dubai. A Los niños de Mozambique pintando con los de Portugal. Vi entre Oriente y Occidente un olivo creando cultura del encuentro”.
Y continuó su mensaje: “Por eso, en esta nueva crisis que hoy enfrenta la humanidad, donde la cultura demostró haber perdido su vitalidad, quiero celebrar que Scholas, como una comunidad que educa, como una intuición que crece, abra las puertas de la Universidad del Sentido, porque educar es buscar el sentido de las cosas. Reuniendo el sueño de los niños y los jóvenes con la experiencia de los adultos y los viejos, ese encuentro tiene que darse siempre, si no, no hay humanidad, porque no hay raíces, no hay historia, no hay promesa, no hay crecimiento, no hay sueños, no hay profecía”.
Antes de las palabras del Santo Padre, como fue en el origen, un mensaje interreligioso por el Día Mundial del Medio Ambiente, estuvo a cargo del Imán Abdel Naby Elhefnawy, del Centro Islámico de la República de Argentina; el Gran Rabino de Jerusalén, Rabbi Shlomo Amar, y el Cardenal Carlos Aguiar Retes, de México.
También acompañaron a los jóvenes figuras del deporte, el arte y las ciencias, como también líderes sociales y referentes de diversas comunidades religiosas.
Carta del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas de Scholas:
Hoy, luego de todos estos años compartiendo la pregunta que nos funda, es una gran alegría poder llamarlos “comunidad”: Comunidad de amigos, comunidad de hermanos, hermanas.
Aún recuerdo el origen: dos enseñantes, dos profesores, en medio de una crisis, con un poco de locura y un poco de intuición. Una cosa no planeada, vivida a medida que iba caminando.
Cuando la crisis en aquel entonces dejaba una tierra de violencia, aquella educación reunió a los jóvenes generando sentido y, por lo tanto, generando belleza.
Tres imágenes de este camino me vienen al corazón, que fueron tres imágenes que guiaron tres años de reflexión y de encuentro: el loco de La strada de Fellini, “El llamado de Mateo” de Caravaggio y “El idiota” de Dostoevskij.
El Sentido –el loco–, el Llamado –Mateo– y la Belleza.
Las tres historias son la historia de una crisis. Y en las tres, por lo tanto, se pone en juego la responsabilidad humana. Crisis significa originalmente “ruptura”, “tajo”, “apertura”, “peligro”, pero también “oportunidad”.
Cuando las raíces necesitan espacio para seguir creciendo la maceta acaba por romperse.
Es que la vida es más grande que nuestra propia vida y, por eso, se parte. ¡Pero esa es la vida! Crece, se rompe.
¡Pobre de la humanidad sin crisis! Toda perfecta, toda ordenadita, toda almidonadita. Pobre. Sería, pensémosla, una humanidad así sería una humanidad enferma, muy enferma. Gracias a Dios que no se da. Sería una humanidad dormida.
Por otra parte, así como la crisis nos funda por llamarnos al abierto, el peligro sucede cuando no nos enseñan a relacionarnos con aquella apertura. Por eso las crisis si no son bien acompañadas son peligrosas, porque uno se puede desorientar. Y el consejo de los sabios, hasta para las pequeñas crisis personales, matrimoniales, sociales: “nunca te adentres sólo en la crisis, andá acompañado”.
Allí, en la crisis, nos invade el miedo, nos cerramos como individuos, o comenzamos a repetir lo que a muy pocos les conviene, vaciándonos de sentido, tapando el propio llamado, perdiendo la belleza. Esto es lo que pasa cuando uno atraviesa una crisis solo, sin reservas. Esta belleza que, como decía Dostoevskij, salvará al mundo.
Scholas nació de una crisis, pero no alzó los puños para pelearse con la cultura, y tampoco bajó los brazos para resignarse, ni salió llorando: ¡Qué calamidad, qué tiempos terribles! Salió a escuchar el corazón de los jóvenes, a cultivar la realidad nueva. “¿Esto no está funcionando? Vamos a buscar allí”.
Scholas se asoma a través de las fisuras del mundo —no con la cabeza— con todo el cuerpo, para ver si desde lo abierto regresa otra respuesta.
Y eso es educar. La educación escucha, o no educa. Si no escucha, no educa. La educación crea cultura, o no educa. La educación nos enseña a celebrar, o no educa.
Alguno me puede decir. “Pero cómo, ¿educar no es saber cosas?”. No. Eso es saber. Pero educar es escuchar, crear cultura, celebrar.
Y de este modo fue creciendo Scholas.
Ni siquiera estos dos locos —los padres fundadores, les podemos decir riéndonos— imaginaban que aquella experiencia educativa en la diócesis de Buenos Aires, luego de veinte años crecería como una nueva cultura, “poéticamente habitando esta tierra”, como nos enseñaba Hölderlin. Escuchando, creando y celebrando la vida. Esa nueva cultura poéticamente habitando esta tierra.
Armonizando el lenguaje del pensamiento con los sentimientos y las acciones. Es lo que ustedes me escucharon varias veces: lenguaje de la cabeza, del corazón y de las manos, sincronizados. Cabeza, corazón y manos creciendo armónicamente.
Yo vi en Scholas profesores y alumnos japoneses bailando con colombianos. ¡Es imposible! Yo lo vi. Vi a los jóvenes de Israel jugando con los de Palestina. Lo vi. A los estudiantes de Haití pensando con los de Dubái. A los niños de Mozambique pintando con los de Portugal… Vi, entre Oriente y Occidente, un olivo creando cultura del encuentro.
Por eso, en esta nueva crisis que hoy enfrenta la humanidad, donde la cultura demostró haber perdido su vitalidad, quiero celebrar que Scholas, como una comunidad que educa, como una intuición que crece, abra las puertas de la Universidad del Sentido. Porque educar es buscar el sentido de las cosas. Es enseñar a buscar el sentido de las cosas.
Reuniendo el sueño de los niños y los jóvenes con la experiencia de los adultos y los viejos. Ese encuentro tiene que darse siempre sino no hay humanidad, porque no hay raíces, no hay historia, no hay promesa, no hay crecimiento, no hay sueños, no hay profecía.
Alumnos de todas las realidades, lenguas y creencias, porque nadie queda afuera cuando aquello que se enseña, no es una cosa, sino la Vida. La misma vida que nos origina y originará siempre otros mundos. Mundos diferentes, únicos, como lo somos también nosotros. En nuestros más profundos dolores, alegrías, deseos y nostalgias. Mundos de Gratuidad, de Sentido y de Belleza. “El idiota”, la “llamada” de Caravaggio y el loco de La strada.
Nunca se olviden de estas últimas tres palabras, gratuidad, sentido y belleza. ¡Pueden parecer inútiles!, sobre todo hoy en día. ¿Quién se pone a hacer una empresa buscando gratuidad, sentido y belleza? No produce, no produce. Y sin embargo, de esta cosa que parece inútil depende la humanidad entera, el futuro.
Sigan adelante, tomen esa mística que fue regalada, que no la inventó nadie; y los primeros en sorprenderse fueron estos dos locos que la fundaron. Y por eso la entregan, la dan, porque no es de ellos. Es algo que les vino como regalo. Sigan adelante sembrando y cosechando, con la sonrisa, con el riesgo, pero todos juntos y siempre de la mano para superar cualquier crisis.
Que Dios los bendiga. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Muchas gracias.