Virginidad Consagrada (44)
La pureza de los gestos en los momentos fraternos, son fruto también de la vocación de la virginidad consagrada, porque son el regalo más diáfano y limpio de la gratuidad del amor.
«Apreciamos la fraternidad como lugar rico de misterio y espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor Resucitado»
(San Juan Pablo II. Vita Consecrata, n° 42)