VALORAR LO PEQUEÑO
Hay cosas invisibles a los ojos humanos. Y sólo visibles con los ojos del corazón. Por eso quiero mirar con el corazón para ver lo que no se ve. Quiero una mirada profunda. Mirar con los ojos de Dios. Con los ojos del Amor. Quiero una mirada que pinte lo invisible. Rescatar lo oculto en medio de las sombras. Pintar el amor que se entrega hasta dar la vida aunque nadie lo sepa. Quiero pintar esa semilla que muere para dar fruto. Que se hace árbol para acoger a muchos. Quiero pintar el amor que se hace fecundo. El amor que devuelve la vida al alma. La sonrisa a la mirada.
En el mundo de hoy lo que se ve es lo único que existe. Y lo oculto parece que no tiene ningún valor. Por eso me gusta pensar en el poder de lo invisible. De mi vida oculta pero visible a los ojos de Dios. Él lo sabe todo. Todo está en sus manos. Para Él todo tiene sentido. Aunque nadie lo vea. La semilla de mi entrega. La levadura de mi amor. Soy mucho más de lo que el mundo ve.
Al final sólo quedará la obra de Dios en el lienzo de mi vida. Su obra y no la mía. Quizá muera siendo invisible. Tal vez nadie me recuerde. Pero sé que para Dios importo. Para Él mi semilla nunca será invisible. Amén.
Al final solo quedará la obra de Dios en el lienzo de mi vida.