Si Él nos toca se abrirán nuestros ojos, podremos verle. No es suficiente… tenemos que verle desde la profundidad de nuestro ser y descubrirle no solo como alguien importante, como un gran hombre o como un profeta, sino como el Señor.
El ciego va reconocerle poco a poco, sintiendo que Alguien único le tocó. Algunos, quizá también de los nuestros, querrán ponernos pegas, dificultarnos avanzar en sentirle de verdad, intentando que cambiemos de camino, que le digamos que no… pero nosotros, tocados por Él, no vamos a abandonar nuestro deseo de encontrarle, de estar y ser con Él. Vamos a abrir bien los ojos del corazón para que sólo Él sea Señor de nuestra vida. Palabras de cuaresma para hoy: ‘Abrir los ojos para verte’
