‘Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos’ Jesús es la puerta de entrada, la puerta del encuentro, la puerta de la comunidad, la puerta que da paso a una vida nueva (pastos) con los otros, los que le conocen y se acercan a Él como tú y como yo. No es ladrón, no nos ‘roba’ la libertad… nos ama.
No nos deja abandonados, nos protege en el redil; no nos pide imposibles, nos quiere como somos, nos conoce y nos ama. Puerta que se abre y cierra, que deja la libertad de salir y entrar. Salir a anunciar, entrar a descansar. Nada de perderse, de abandonar, de quedarse fuera… y si algún día es así, Él saldrá a buscarnos. Es por, con y en Él como pertenecemos al ‘rebaño’, a la comunidad, a la Iglesia. Libertad y pertenencia en y con Él no está reñidas, van de la mano, nos ayudan a ser. Ocupa tu sitio, entra, no te quedes en la puerta… siéntete parte de los suyos, a los que conoce y ama.