Evangelio de hoy
Jesús nos presenta dos rostros de oración, y al estar tan marcada la arrogancia del fariseo, ninguno querría parecerse a él, sino más bien al publicano humilde. Sin embargo, la vida no son extremos.
Puede acecharnos una forma similar de arrogancia, aunque se presente más sutil.
Señor, ayúdanos a reconocer lo que empaña el corazón y no nos deja actuar con limpieza.





