Afinar esta cuaresma

15 Mar, 2011 | Cuaresma

Afina. Ven al concierto de Pascua.

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Quizá, la conversión de este año está más que en grandes cambios en afinamientos, en ponerse a tono, en ser más finos al vivir. Ser finos en lo personal, en lo familiar, en el trabajo., en la sociedad. Para que Dios siga sonando en nuestro mundo. Y para que suene bien.

UNO.
El primer domingo es una invitación a la que hay que responder. Frente a otras invitaciones y tentaciones de dejar las cosas como están, de seguir en nuestro “tono”, de preferir tocar solos a hacerlo con otros, de estar cansados de músicas, de olvidar la partitura de Jesús y andar con nuestras inercias o improvisaciones… se trata de QUERER TOCAR en el concierto de Cristo Resucitado. Y, si realmente queremos, ponernos a afinar nuestra vida para que no desafine, ponernos a repasar nuestros pasos para el concierto pascual… también este año en la Pascua se nos pide renovar nuestra fe.

DOS.
El segundo domingo, cada año, nos presenta a Cristo glorioso. No es un concierto cualquiera el que preparamos, no es un camino cualquiera, es el camino hacia la Vida, hacia la resurrección, el que hemos iniciado. El es el Hijo a quien debemos escuchar. No debemos olvidar, por decirlo así, que la PARTITURA que tenemos que interpretar los cristianos en el mundo es la de Jesús Resucitado y no la nuestra ni la de toda la vida, siguiendo la costumbre, con inercia. Es tan fácil dejarse llevar por el “ya me lo sé” ( ya me sé la letra y la canción) que en ocasiones la iglesia no toca la partitura de Jesús, cada uno de nosotros tocamos a oído y nos desviamos del meollo de la fe que sólo Jesús Resucitado pone.

La pregunta de las dos primeras semanas es si realmente queremos tocar afinadamente en el concierto de Cristo Resucitado o preferimos seguir tocando-viviendo de oído.

Los tres domingos siguientes este año en el ciclo A nos ofrecen las tres catequesis tradicionales para los catecúmenos antes de su bautismo: el agua, la luz y la vida. Se trata de repasar antes del bautismo pascual el núcleo fundante de la fe cristiana. Esa es la tarea de los cuarenta antes de la Renovación Pascual en la noche de Pascua. Y el fundamento de la fe cristiana tiene que ver con lo personal (domingo 3º), lo comunitario (domingo 4º) y con la misión en el mundo (domingo 5º). Por eso podemos aprovechar las tres catequesis para subrayar esas tres dimensiones antes de la celebración comunitaria del Perdón y de la Pascua.

TRES.
La catequesis de la Samaritana pone en cuestión algo fundante de nuestra vida cristiana: si conocieras el don de Dios, si creyeras desde dentro, si ahondaras en tu propia vida… es sin duda una invitación a la interioridad, a la personalización de la fe. Seguro que en esa dimensión central de la fe cristiana cada uno y todos tenemos que afinar, afinar nuestro instrumento y nuestras notas, pero también nuestros silencios. No olvidemos que lo que cada uno hace y dice o deja de hacer y decir afecta a la sinfonía total.

CUATRO.
La catequesis del ciego cuestiona la fe de cada uno por encima y a pesar de la fe comunitaria, pero también cuestiona como se comporta la comunidad –los otros- en el crecimiento de la fe de cada cual. Dado que el último domingo pega más que hablemos de la vida y la misión bien-sonante, esta semana podemos cuestionarnos la dimensión comunitaria de la fe. Preguntarnos si sabemos escuchar a los demás, armonizarnos con otros, respetar la diversidad de instrumentos y melodías, saber tocar y guardar silencio, si preferimos lucirnos en solitario que tocar y cantar coralmente… incluso cabe pensar qué debemos subrayar cada cual para que el sonido conjunto suene bien afinado.

CINCO.
La resurrección de Lázaro, el amigo, nos hace revisar el sentido de la vida y de la fe de un cristiano. Sólo el que cree de verdad no morirá para siempre, acertará en la vida. Y poner en entredicho si nuestra fe nos esta ayudando a vivir y a transmitir vida a nuestro mundo. Se trata de que Cristo Resucitado “suene” en nuestro mundo de menara armónica y no disonante, se trata de anunciar vida y no catastrofismo, se trata de ayudar a vivir bien y a disfrutar del amor de Dios y no a temer su presencia o a pasar de él como algo ya no necesario para ser feliz.

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