Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
(Jn 15)
Amigos
Si gasto las horas
en batalla infinita
en vanas visiones
o en fugaces sueños,
despertadme,
los que me llamáis
amigo.
Amigos sois
si zarandeáis mi inconsciencia
y plantáis cara a mi egoísmo.
Si afeáis el ciego encierro
de quien se enclaustra
tras altos muros
para evitar, viviendo menos,
ser herido.
Amigos sois si gritáis
hasta el hartazgo,
el vuestro o el mío,
que no han de ser
mis días una ficción.
Sed exigentes,
aunque os lo pague
con mueca distante.
Algún día
bajaré la guardia.
Tenedme paciencia
hasta entonces,
pues, con toda mi terquedad
os necesito y os quiero.
(José María R. Olaizola, sj)