El mundo de los afectos 1

10 Oct, 2011 | Autoformación, Encantada de conocerME

EL MUNDO DE LOS AFECTOS

1. INTRODUCCIÓN

Os invito a seguir buceando en nuestro ser, adentrándonos en una dimensión fascinante, a la vez que sobrecogedora: los afectos.
Como ya pasara anteriormente, solo hay posibilidades de un acercamiento, pues el tema es muy amplio. A pesar de todo, vamos a hacer el esfuerzo, para que nos ayude sobre todo a reflexionar. Como son cuestiones muy densas, voy a ir contemplando algunos aspectos, eso sí, intentando tratarlos de forma que sean eminentemente prácticos.
2. AFECTOS Y EMOCIONES.
Aparentemente podemos pensar que estamos hablando de lo mismo. Sin embargo, son palabras que empleamos para expresar realidades diferentes, aunque relacionadas entre sí.
La emoción es una respuesta interna e individual que informa de las probabilidades de supervivencia que ofrece una situación. El afecto es un proceso de interacción social. A diferencia de las emociones, el afecto es algo que puede almacenarse. Utilizamos, por ejemplo, la expresión “cargar baterías” para referirnos a mejorar nuestra disposición para atender a las personas que nos rodean. Esto significa que en determinadas circunstancias, almacenamos una mayor capacidad de afecto que podemos dar a los demás.
Por otra parte, nuestra experiencia nos enseña que dar afecto es algo que requiere esfuerzo. A veces, no nos damos cuenta de este esfuerzo.
Las emociones nos ayudan a trasmitir como nos sentimos, facilitan la comunicación, determinan nuestra manera de percibir el entorno y nos ponen en contacto con nuestras necesidades; eso sí, siempre que estemos dispuestas a escucharlas y conducirlas.
Afectos y emociones nos van a acompañar para ir profundizando en este mundo del sentir. Lo vamos a hacer por partes.
3. IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES
Las emociones hasta hace poco se les atribuían a las mujeres. Últimamente es un tema de actualidad porque tras ellas se ha descubierto que son la clave de nuestra felicidad o la causa de nuestra insatisfacción. Y esto no tiene género.
Las emociones están muy llenas de nuestra manera de ser. Es más nos definen, porque son los ladrillos con los que está construida nuestra vida.
El reto no está tanto en definirlas como en: observarlas, identificarlas, expresarlas y canalizarlas.
Hablamos de emociones cuando lo hacemos de: alegría, tristeza, miedo, ira, vergüenza, sorpresa o duda.
Difícilmente podemos hablar de emociones positivas o negativas porque incluso las que nos parecen negativas pueden producir un efecto positivo. Así por ejemplo, podemos decir que el miedo es una emoción negativa, sin embargo, nos ayuda a protegernos. Sin miedo perderíamos gran parte de nuestro instinto de supervivencia.
Las emociones actúan como un motor, que nos mueve a todos los niveles: fisiólogico, conductual y sentimental. Un ejemplo sencillo donde se aprecian los tres niveles es, un ruido fuerte en un ambiente de silencio. El corazón se acelera (fisiológico), nos volvemos hacia el lugar del que procede (es lo que se llama reflejo de orientación. Conductual) y nos provoca miedo, susto o sorpresa (emoción).
Algunas emociones son innatas y universales. Esto nos permite la comunicación con cualquier persona, en cualquier lugar del mundo.
Tienen varias funciones:
Biológicas: se conectan con nuestras necesidades y nos ayudan a sobrevivir. Ejem. Comer, beber, sueño, refugio, temperatura
Energética: Nos impulsan hacia lo que consideramos bueno y nos alejan de lo que no.
Adaptativa: reajusta los hechos que nos suceden en nuestra vida.
Ética: son básicas para que los valores de la convivencia sean asumidos.
Analizadas sus funciones, vamos a adentrarnos en ellas.
3.1 Identificarlas
Después de observarlas, se trata de reconocerlas. Aunque hemos comentado antes que hay emociones universales e innatas, ahora de lo que se trata es de acercarnos a ellas, a las nuestras, a las de cada una.
Ser capaces de ponerles nombres. Es más sencillo cuando se trata de otras personas que de las nuestras. Fundamentalmente porque nuestra implicación es menor cuando se trata de otros/as.
3.2 Expresarlas
Una vez hemos tomado contacto con ellas, las hacemos más conscientes cuando somos capaces de hablar de ellas. Nos adentramos en un itinerario de crecimiento y madurez personal.
Quien no es capaz de comunicar sus emociones, la reprime o las niega, se somete a un proceso de incomunicación con los demás, pero sobre todo consigo mismo.

3.3 Canalizarlas
Es muy importante junto con los dos pasos anteriores, este tercero. Hay emociones que necesitan regularse para que no terminen haciéndonos daño a nosotras ni a quienes nos rodean.
Por ejemplo el miedo. Si no aprendemos a controlarlo puede terminar dominándonos. Dependiendo de su grado, así podemos verlo como adecuado o inadecuado. Cuando llega a paralizarnos, quizás sea necesario trabajarlo para que no termine anulándonos.
La ira. Nos protege de agresiones, pero si se hace en un contexto amigable puede ser inadecuada.
Por tanto de lo que se trata es de estar adaptada a las circunstancias y a las personas. No hay normas fijas, pero si un discernimiento en función de los sentimientos que puedo inducir.
Esto requiere un aprendizaje continuo. Permanentemente debemos estar en disposición de equilibrar nuestro repertorio emocional. Hay emociones nuevas que tendremos que ir adquiriendo y regular las de siempre.
Un punto importante a subrayar en la canalización de las emociones es la distinción entre “me revienta cuando veo a esta persona” o “me revienta cuando”. Por dos motivos. Por una parte, porque no es lo mismo dejarse determinar por una persona, que por la situación en la que esa personas provoca una emoción. Esta distinción, me impide hacer generalizaciones y no cargar de emociones negativas a una persona. Y el otro motivo, porque me responsabilizo de mis emociones. No puedo culpar a nadie de sentir lo que siento, ni siquiera a la persona que me cae mal. Quien mueve las madejas de mi mundo afectivo soy yo.
4. CONCLUSIÓN
Las emociones cambian y crecen con nosotras. Evolucionan según cada etapa de la vida y según nuestra personalidad.
Como ya hemos repetido en más de una ocasión, la persona es UNA, con distintas dimensiones. El mundo afectivo, se ve influido por el cognitivo y el conductual. Según pensamos, nos emocionamos y actuamos.
Con el paso de los años aprendemos a adaptarlas a las normas culturales y sociales reconocidas por nuestro entorno. De esto trataba el punto 3.2.
Tener en cuenta los sentimientos y emociones de una persona, nos ayuda a comprenderla, favorece la empatía y mejora la comunicación.
5. TERMINAMOS CON UN CUENTO DE EMOCIONES.
El hombre rico mandó a su criado al mercado en busca de alimentos. Pero al poco de llegar allí, se cruzó con la muerte, que lo miró fijamente a los ojos.
El criado palideció del susto y salió corriendo dejando tras de sí las compras y la mula. Jadeando, llegó a casa de su amo.

 ¡Amo, amo! Por favor, necesito un caballo y algo de dinero para salir ahora mismo de la ciudad…Si salgo ya mismo quizás llegue a Tamur antes del anochecer…¡Por favor, amo, por favor!
El señor le preguntó sobre el motivo de tan urgente petición y el criado le contó a trompicones su encuentro con la muerte.
El dueño de la casa pensó un instante y, acercándole una bolsa de monedas, le dijo:

 Está bien. Sea. Vete. Llévate el caballo negro, que es el más veloz que tengo.

 Gracias, amo.-dijo el sirviente.
Y, tras besarle las manos, corrió al establo, montó el caballo y partió velozmente hacia la ciudad de Tamur.
Cuando el sirviente se hubo perdido de vista, el acaudalado hombre caminó hacia el mercado buscando a la muerte.

 ¿Por qué has asustado a mi sirviente?-le preguntó en cuanto la vió.

 ¿Asustarlo yo?-preguntó la muerte.

 Si-dijo el hombre rico- Él me ha dicho que hoy se ha cruzado contigo y lo has mirado amenazadoramente.

 Yo no lo he mirado amenazadoramente-dijo la muerte- Lo he mirado sorprendida. No esperaba verlo aquí esta tarde, ¡porque se supone que debo recogerlo en Tamur esta noche!
Mª Victoria Romero
BIBLIOGRAFIA.
Bucay, Jorge.“Cuentos para pensar” .RBA Libros S.A. Navarra . 2003.
Psychologies. Enero de 2008

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