Su familia cree que está loco. Le quieren, da un poco de miedo que lo siga tanta gente, que llenen su casa… Está enamorado con locura de los hombres y mujeres de este mundo. Cura, acoge, pone de pie, perdona, hace sentirse libre, devuelve al camino, sienta a su mesa, abre las puertas de su casa, llama para transformar el mundo…. Una maravillosa y bendita locura que terminará con la locura de dar la vida por cada uno de nosotros.
Me gustaría que mi locura fuera Él, el que me haga salir a transformar y construir un mundo fraterno y diferente, sin fronteras, sin barreras, sin indiferencias.