MANIFIESTO
No me obligues a ser Caín. No me obligues a matarte.
Oblígame a que te dé los mejores cuidados paliativos y a que haya una ley que los regule y evite el ensañamiento.
Oblígame a que te proporcione la ayuda psicológica que necesites para comprender y aceptar tu situación.
Oblígame a que tus familiares puedan recibir también esa ayuda y comprendan que no eres una carga, ni un estorbo, que tu vida es valiosa hasta el último suspiro.
Oblígame a que invierta en investigación de nuevos fármacos contra el dolor… pero no me obligues a ser Caín. No me obligues a matarte.
Reconozco tu derecho a morir dignamente y pondré mi pancarta al lado de la tuya para exigirlo, pero… respeta tú mi libertad, no me obligues a matarte. Yo también quiero ser libre.
Reconozco tu derecho a ser libre, pero tú, no puedes obligarme a matarte… y lo haces si mis impuestos se destinan a hacer morir a mis vecinos, a mis padres o a mis hermanos.
Tengo una propuesta mejor:
Quiero que mis impuestos se destinen a crear buenos centros de cuidados paliativos, a dotarlos con los mejores profesionales y de todos los avances médicos que existan, pero no quiero que mis impuestos sirvan para crear protocolos que ayuden a morir, no quiero que mis impuestos se destinen a comisiones, comités, observatorios, y demás estructuras, para analizar, inventariar y desmenuzar las muertes de las personas a las que quiero.
No me obligues a ser Caín. Tenemos una propuesta mejor.
Quiero pagar más impuestos para que tú, por muy anciano que seas y muy enfermo que estés, recibas toda la ayuda que necesites. No quiero ahorrarme ni un euro porque sea más barato acabar con tu vida. No quiero que nadie se ahorre cuidados médicos, o pagos de pensiones, a costa de tu muerte.
No quiero que tú, anciano, al final de tu vida, tengas miedo de ir a un médico porque éste pueda decidir que ya has vivido bastante, que eres inútil para la sociedad, que eres una carga… y te haga ver que lo mejor que puedes hacer es morirte.
No quiero que tú, por muy impedido que estés, puedas sentir que “liberarás” a tu familia si decides morirte. No quiero que puedas ver en los ojos de tus hijos, o de tus padres o de tu esposa un reproche por estar vivo. No quiero que tengas que pedir perdón a nadie por vivir, y tú sabes, que si pudieras elegir morir, te sentirías obligado a hacerlo para no ser “una carga”.
Amigo, hermano, respeto por encima de todo tu derecho a ser libre, pero te suplico que respetes tú también mi libertad, y no me obligues a ser Caín.