RENUNCIAR A MI SUEÑO PERSONAL
Una característica particular de los sueños que vienen de parte de Dios para tu vida es que son muy altos, muy grandes y no se comparan a los nuestros.
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).
Si no hemos alcanzado cosas mayores, tal vez es porque nos hemos negado a soñar, y no hemos aceptado el tamaño de los sueños de Dios para nuestra vida.
¡Recuerda que Dios quiere que soñemos en grande!
ROMPER LOS ESQUEMAS
Lo más difícil para el ser humano es llegar a soñar con algo que está fuera de su alcance, porque siempre vendrá la pregunta: “¿Podrá esto hacerse realidad?”. Para esto es importante pedirle a Dios que nos llene de Su fe y así romper todo limitante que haya en nuestra mente y poder visualizar en grande.
Es importante entender que los sueños hacen parte del lenguaje de Dios y que Él siempre quiere lo mejor para tu vida. Nunca Él permitirá que tu engendres un sueño para que luego quedes en vergüenza, sino al contrario, el Señor te quiere honrar y quiere que tu vida sea un ejemplo para otros.
Dios desea que siempre tengas sueños nuevos y no que año tras año sigas soñando con lo mismo que tal vez no ha sucedió do, pues no puedes construir el sueño de Dios con tus antiguos sueños; debes desprenderte de éstos sueños viejos y darle la oportunidad al Señor que plasme Su sueño en ti.
CONFESAR TUS SUEÑOS
Ponte en evidencia delante de las personas que están a tu alrededor, y declárales cuál es ese gran sueño que Dios te ha dado.
A muchas personas les atemoriza el hecho de hacerse evidente ante los demás, pero lo que debes entender es que al declarar tu sueño, estás haciendo una declaración de fe y todo lo que puedas ver y declarar, lo vas a ver hecho realidad en tu vida.