Pobreza Consagrada (16)
«Se pide a las personas consagradas, pues, un nuevo y decidido testimonio evangélico de abnegación y sobriedad, un estilo de vida fraterna inspirado en criterios de sencillez y de hospitalidad, para que sean así un ejemplo también para los que permanecen indiferentes ante las necesidades del prójimo»
(San Juan Pablo II)