Delante de mí dos caminos, dos palabras, dos banderas. Una ruta que termina en un espejo, o una senda que se pierde tras tus huellas. Un verso hermoso pero hueco, o la voz de tus profetas. La bandera del aplauso en que envolverme, o la bandera del pobre, la que sus heridas venda, de sus lágrimas es paño, y frazada en la tormenta. Delante de mí el vacío o el amor. ¿Cómo dudarlo siquiera? (José María Rodríguez Olaizola, sj)
¿Para quien soy? Congreso
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