La tentación es buscar atajos

5 Mar, 2017 | Ecoimagen

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REFLEXIÓN 1

La tentación es apartarse del camino para buscar un atajo… un aparente atajo.

Su camino lleva a la vida eterna, es el camino del Reino, el camino de la fraternidad. Es el camino de la felicidad. Hay constantes propuestas de atajos. El del poder, tú lo puedes todo, eres muy muy importante, déjate de reinos y sé tu el Rey. El del placer, el de pararse, disfrutar, gozar, dejar que otros hagan… Nada de entrega, nada de darse. Pero Él nos pide proyecto, decisión, lucha, generosidad, no dejar nada para otros dioses o para atajos que nos harán perdernos en la vida y desear volver al verdadero Camino. ‘Al Señor, tú Dios adorarás…’ Solo Él, nadie como Él, nada sin Él. Parece una equivocación en nuestro mundo… pero no es así, con Él la felicidad es un hecho. Unas palabras de cuaresma para hoy. ‘Nada de atajos, Él es el Camino’

REFLEXIÓN 2

a) «Jesús fue llevado al desierto para ser tentado por el diablo». Jesús se enfrenta a las tentaciones para mostrarnos el camino de la vida. Las tentaciones nos hacen caer en el vacío del tener, del poder y de la fama. Y a cada una de las tentaciones del diablo, Jesús contesta con la Palabra.
La tentación se vence en la oración. En la relación de amistad con Dios. Profundizando cada día en su Palabra. Queriendo vivirla para también dar vida.

Señor, líbrame de la tentación del pan material. Del tener De la tentación del poder de la autosuficiencia. De la tentación de la idolatría o la vanagloria. Muéstrame tus caminos en la Palabra de cada día para combatir el poder de la tentación en mi. Amén.

b) Es una Palabra con una única dirección y sentido, aunque se la pueda terminar vanalizando o relativizando.

La Tentación no es nada buena. Y vulgarmente se frivoliza diciendo que lo mejor para librarnos de ella, es caer en ella.

La tentación nos deshumaniza. Nos cosifica. Nos hace perder la dignidad de personas. Y decir lo contrario es falsear la realidad y querer engañar.

La tentación nos lleva a tres terrenos pantanosos. El afán de tener. Podemos poner complementos: dinero, posesiones, personas… El afán de poder. Por encima de todo y de todos. Y el afán de ser. Más que nadie. Los más famosos de los famosos. Y esto requiere una adoración y veneración. Ser ídolos.
Estas tres inclinaciones no pueden ser nunca buenas y menos hacernos crecer como personas. Y son los indicadores a los que nos apunta la sociedad y con la que estamos constantemente bombardeados por los medios de comunicación y medios sociales.

Para no perdernos por esos caminos es importante saber leer la palabra clave, y a veces deteriorada, en la señal: Tentación.
Mª Victoria Romero (AJM)

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